lunes, 20 de abril de 2009
TIEMPOS DE GUERRA
El frío invadía nuestra trinchera,
las sombras,
el aullido del viento que arrastraba almas.
Siempre me había reído de las supersticiones,
siempre hasta ese día en el campo de batalla
en el que empecé a preguntarme
donde empieza, donde termina la realidad.
Y no encontré respuesta.
Estábamos enceguecidos
por una furia adolescente exacerbada
que creíamos dueña del mundo...
Sentíamos minuto a minuto desatarse
las sogas de la cordura
que nos amarraban a esa lenta agonía,
para trotar libres por esos llanos verduscos
sin importar el enemigo agazapado
entre los miedos de nuestra humana cobardía.
Condenados a la muerte
por el deseoso delirio de la gente
que expresaba palabras de rebeldía
sentada en cómodos sillones de seda.
Mutilados por un enemigo invidente
que sólo veíamos en camino
al estertor jadeo de nuestros moribundos sueños.
...Sofocados por una furia adolescente
que ni siquiera era dueña
de nuestros propios destinos.
Ariel ALMADA
13/8/98
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1 comentario:
Este me gustó mucho... hace tiempo que no escribís... es un buen hábito que podrías retomar para reflejar tus crónicas cotidianas.
Te mando un abrazo enorme.
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